jueves, 16 de junio de 2011

Festividad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote


El jueves después de Pentecostés se celebra la festividad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, tanto en España, como en algunos otros países, aunque aún no está elevada a festividad universal.

Nuestro Señor Jesucristo es el sacerdote de la Nueva Alianza que nos ha reconciliado con Dios y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciéndonos hijos del Padre.

Aunque en algunos misales de principios del siglo XX ya se encontraba la Misa votiva de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, esta festividad, de origen español, obtuvo la aprobación de la Santa Sede en 1971 (la Misa y la Liturgia de las Horas de Cristo Sacerdote fueron aprobadas por la Sagrada Congregación para el Culto Divino por rescripto de 21 de diciembre de 1971). Comenzó a ser festividad litúrgica el 22 de agosto de 1973 gracias al esfuerzo de S.E.R. D. José María García Lahiguera, Arzobispo de Valencia, fijando su celebración en el jueves siguiente a la solemnidad de Pentecostés. Por ello, ya fue incluida en el calendario litúrgico en 1974. En 1996 el Beato Juan Pablo PP. II, en conmemoración de sus Bodas de Oro sacerdotales, incorporó textos de la Liturgia de las Horas, que habían sido enviados desde Madrid.



ORACIÓN A JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE, POR LA SANTIFICACIÓN DEL CLERO

Oh Jesús, Pontífice Eterno, Divino Sacrificador, Vos, que en un impulso de incomparable amor a los hombres nuestros hermanos, hicisteis brotar de vuestro Corazón Sagrado el Sacerdocio Cristiano, dignaos continuar derramando sobre vuestros ministros, los torrentes vivificantes del amor infinito. Vivid en vuestros sacerdotes, transformadlos en Vos mismo, hacedlos por vuestra gracia instrumentos de vuestra misericordia. Obrad en ellos y por ellos, y que después de haberse del todo revestido de Vos, por la fiel imitación de vuestras adorables virtudes, cumplan en vuestro nombre, y por el poder de vuestro Espíritu, las obras que realizasteis Vos mismo para la salvación del mundo.

Divino Redentor de las almas, ved cuán grande es la multitud de los que aún duermen en las tinieblas del error, contad el número de las ovejas descarriadas que caminan entre precipicios, considerad la turba de pobres, hambrientos, ignorantes y débiles que gimen en el abandono.

Volved Señor a nosotros por vuestros sacerdotes, revivid verdaderamente en ellos, obrad por ellos y pasad de nuevo por el mundo enseñando, perdonando, sacrificando y renovando los lazos sagrados del Amor, entre el Corazón de Dios y el corazón del hombre. Amén.

A todos los fieles que recen diariamente esta corta oración, Su Santidad San Pío X se dignó conceder una indulgencia de 300 días, una vez por día; y una indulgencia plenaria el primer domingo o el primer viernes de cada mes. Estas indulgencias son aplicables a las almas del Purgatorio (marzo de 1905).

DEPRECACIONES EN FORMA DE LETANÍA

V. Señor, para celar tu honra y gloria, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para aumentar nuestra fe, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para sostener tu Iglesia, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para predicar tu doctrina, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para defender tu causa, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para contrarrestar el error, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para aniquilar las sectas, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para sostener la verdad, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para dirigir nuestras almas, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para mejorar las costumbres, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para desterrar los vicios, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para iluminar al mundo, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para enseñar las riquezas de tu Corazón, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para hacernos amar al Espíritu Santo, R. Danos sacerdotes santos. V. Señor, para que todos tus ministros sean la luz del mundo y la sal de la tierra, R. Dánoslos muy santos.

ORACIÓN FINAL

V. Corazón de Jesús, Sacerdote Santo, te pedimos con el mayor encarecimiento del alma, que aumentes de día en día los aspirantes al sacerdocio, y que los formes según los designios de tu Amante Corazón. Sólo así conseguiremos Sacerdotes santos, y pronto en el mundo no habrá más que un solo rebaño y un solo Pastor. R. Amén.

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