martes, 12 de abril de 2011

Nuevo escándalo: mañana se presenta el nuevo Catecismo para los jóvenes de la JMJ, en el cual se recomienda el uso de anticonceptivos

Hasta un Papa como Pablo VI, tan discutido en materia litúrgica (cuya reforma dio el pistoletazo de salida a un sinfín de abusos como los que muestra la fotografía de más abajo), no osó cambiar una sola tilde a la Moral católica y lo que la Tradición y Magisterio de la Iglesia siempre han enseñado en lo relativo a la vida y sexualidad humanas (véase su Encíclica "Humanae Vitae").

Pero el Cardenal Arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, O.P., parece que sí: hace tan sólo once meses en el semanario católico "The Tablet" (ver aquí), semanario católico de tendencia "liberal", exponía que según su criterio (que no el de la Iglesia) es partidario de "revisar" la postura de la Iglesia con respecto a los católicos divorciados y vueltos a casar -civilmente, se sobreentiende-, con la excusa de que "mucha gente ya ni se casa" (sic), o que las relaciones estables entre personas del mismo sexo merecen respeto: "Deberíamos tener en consideración la seriedad de las relaciones homosexuales [...] Una relación estable es ciertamente mejor que si alguien elige ser promiscuo". Y como no hay dos sin tres, también ha realizado declaraciones polémicas sobre el aborto, o afirmando que cree que debería revisarse el celibato sacerdotal. (1)

Ahora acabo de enterarme a través de esta noticia que el Catecismo destinado a los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud recomienda el uso de anticonceptivos.

¿Y qué relación guarda esto con el Arzobispo de Viena? -se preguntarán algunos-. Pues, resulta que el Cardenal Arzobispo de Viena tuvo a su cargo la supervisión de este proyecto. ¡Qué casualidad! ¿no? Parece que a este prelado le gustan tanto los "globos" que no duda incluso en recomendárselos a los jóvenes; aún contraviniendo la Doctrina de la Iglesia Católica, de la cual se supone que es uno de sus representantes. Pero, ¿qué se puede esperar de un prelado que opina, literalmente, que "en lugar de una moral basada en el deber, debemos trabajar hacia una moralidad basada en la felicidad"?

El cardenal Schönborn durante uno de sus "performances" en la catedral de Viena
Este nuevo escándalo se ha conocido sólo dos días antes del lanzamiento del "YouCat", editado especialmente para el evento de la JMJ del próximo mes de agosto en Madrid (los organizadores ya han solicitado 700.000 copias para ser entregadas a los jóvenes junto con el kit del peregrino). La citada edición del Catecismo destinado a la juventud y ¡patrocinada por el Vaticano! sugiere que las parejas cristianas "pueden y deberían" usar "métodos anticonceptivos" a la hora de decidir cuantos hijos quieren tener.

Mañana miércoles 13 de abril de 2011 se dará una conferencia de prensa para presentar el "Youcat", a la que asistirá el Cardenal Schönborn, y a la que también asistirán el Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, y el Arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Cabe recordar que la Iglesia Católica condena, como lo ha hecho siempre, el uso de métodos anticonceptivos. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma claramente -en el punto número 2370- que toda acción en este sentido es "intrínsecamente mala", lo que coincide con lo expresado por el Papa Pablo VI en su Encíclica "Humanae Vitae".

(1) Me gustaría aclarar un par de puntos con respecto a las opiniones personales del Cardenal Schönborn, contrarias a la Moral y Doctrina de la Iglesia Católica: el divorcio y las relaciones homosexuales.

El Antiguo Testamento es durísimo con el adulterio. El Levítico recoge a lo que entonces se exponían los adúlteros: Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.

En el Nuevo Testamento, ni Jesús, ni sus apóstoles mandan apedrear a los adúlteros, pero sí condenan el adulterio: por un lado, y de acuerdo con las propias palabras de N.S. Jesucristo con respecto al matrimonio, "lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre". También dijo: "el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio". Como "por causa de fornicación" los adúlteros eran ejecutados, ¿que necesidad habría de considerar el divorcio entonces? El cónyuge que quedaba viudo ya no necesitaba divorciarse, ni podía comenter adulterio, porque era libre para volverse a casar.

Para quien crea que las palabras de Jesús sólo afectaban a las mujeres y no a los hombres adúlteros, sólo tiene que leer Mateo 19 para ver que eso no es así: "Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer [se divorcia de su mujer], salvo por causa de fornicación [porque no ha lugar, según lo explicado más arriba], y se casa con otra, adultera [el hombre divorciado que se une a otra mujer adultera]; y el que se casa con la repudiada, adultera [el hombre que se casa con la divorciada, también adultera]. Es decir: tanto el esposo, como la esposa, si se divorcian y vuelven a casarse cometen adulterio, y las personas que se unen a ellos también lo cometen.

Por lo tanto, no existe ninguna causa justificada de divorcio -entiéndase, considerando volver a casarse, pues por causa muy grave uno de los cónyuges podría separarse del otro, pero no volverse a unir a otra persona sin cometer adulterio-. El Apóstol San Pablo afirma en I Corintios que se puede llegar a separar un matrimonio, pero no volverse a casar, explicando que si los esposos no pueden estar solos, se reconcilien.

En cuanto a las relaciones homosexuales, y para no extenderme, aquí pongo una lista de pasajes bíblicos que directamente condenan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo por ser pecaminosas en sí mismas (tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento):

1) Génesis 19:1-29 (pecado de Sodoma); 2) Levítico 18:22; 3) Levítico 20:13; 4) Deuteronomio 23:17-18; 5) 1 Reyes 14:24; 6) 1 Reyes 15:12; 7) 1 Reyes 22:46; 8) Jueces 19:22; 9) 2 Reyes 23:7; 10) Romanos 1:24-27; 11) 1 Corintios 6:9; 12) 1 Timoteo 1:8-10; 13) 2 Pedro 2:6; 14) Judas 1:7; 15) Éxodo 20:14 (incluído en Hebreos para "adulterio").

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